Dejamos atrás la provincia de Teruel y volvemos a la de Zaragoza, otra vez a la comarca de Valdejalon, donde como bien os he contado en los posts anteriores tengo muchos y grandes amigos.
Esta vez nos vamos a La Almunia de Doña Godina, y como no puede ser de otra manera a nuestros siguientes protagonistas del entorno rural también los conocí gracias a mi profesión. Básicamente porque hoy os quiero presentar a una familia ganadera.
Al frente del hierro de la “J” coronada están Javier y José Antonio Jovén dos hermanos que hace quince años, con la vida laboral hecha y desarrollada fuera del sector ganadero, decidieron apostar por el sector taurino y sobre todo por la vida en el campo para sacar adelante su proyecto, una ganadería de reses bravas dedicada al festejo taurino popular.
Buena gente donde los haya, coma la gente de campo, con temperamento pero nobles y humildes, y con una nueva generación tras de sí, Izan y Aimar, que ha crecido entre el ganado bravo.
Impresiona ver trabajar a padres e hijos en la soledad y tranquilidad del “EL RUEJO, la finca donde pastan sus reses. Hoy corren en su pueblo, La Almunia, y la familia al completo se traslada hasta su finca donde cargarán las reses que correrán por las calles de la capital de Valdejalón. Comienza el ritual.
De fondo se oye el motor del camión, y entre sonidos de cerrojos y pájaros que sobrevuelan la finca solo se escucha el mugir de las reses seleccionadas para ser llevadas a La Almunia. Emoción donde las haya. Corren en su pueblo corren ante su gente. Ni un grito, con la mirada cada cual sabe que tiene que hacer.
El amor que procesa el padre a sus hijos en un momento tan emotivo es indescriptible, igual que la madurez de sus hijos que apenas llegan a la veintena de edad y asumen con seriedad la responsabilidad que supone ser ganadero.
Shiuuup!!! Sube la tajadera del camión y comienza el taconeo de las reses al subir estas al mismo. ¡¡La suerte está echada!! Todos se van tras el camión, lleno de reses, pero sobre todo lleno de ilusión, la de una familia ganadera que da todo lo que tiene a cambio de nada. Puedo dar fe de ello, es una de las muchas que en Aragón me permiten prepararme año tras año.
Dos generaciones que creen y quieren la vida en el campo, no exenta de adaptarse a todo lo que nos rodea en el Siglo XXI pero que no les aleja de su forma de vivir.
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