La tarde se la llevó Imanol Sánchez. Sorprendió. Con un duro invierno a sus espaldas llegaba a Huesca con necesidad. Recibió a su primero con un escalofriante farol y estuvo alegre con el capote. Picó bien Sangüesa e Imanol consiguió transmitir sus ganas a los tendidos en un vibrante tercio de banderillas. Sánchez aún tiene trabajo por delante, pero ha cambiado. Y mucho. Pechó con el peor de la corrida y dió muletazos suaves y templados. Mató de una buena estocada y cortó la única oreja de la tarde.
Con su segundo, se le escapó la puerta grande con los aceros. Sobresaliente el puyazo de Diego Ochoa. Se metió a la plaza en el bolsillo con un gran saludo capotero y un buen tercio de banderillas. Anduvo habilidoso con la muleta. Siempre bien colocado y queriendo hacer las cosas bien, trazó muletazos poco estéticos pero profundos y templados. Se repuso de una voltereta y perdió los trofeos con tres pinchazos y el descabello. Tiene motivos para volver.
Por A. Solís para Heraldo de Aragón
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