Son las nueve y media de la mañana, el día esta fresco y nebuloso, hoy nos vamos hasta Pedrola, mi pueblo, como no podía ser de otra manera lo de casa tira y en la mía comienza a andar este proyecto que quiere poner en valor la vida en los pueblos. Nos acercamos hasta el Mozart, una cafetería donde entre otras, a estas horas de la mañana muchos autónomos y gentes dedicadas al campo se dan cita para almorzar tras haber madrugado y haber hecho parte de la faena matinal.
Allí me encuentro con Agustín y Raúl Pérez, padre e hijo, buenos amigos, y por supuesto puedo presumir de tenerlos como grandes seguidores míos, rara ha sido la tarde en la que al mirar al tendido no los he visto en el.
Nos vamos hasta una de sus explotaciones ganaderas, una de las más de 11.000 que dedicadas al ganado bovino, ovino, porcino o caprino hay en España, con capacidad para más de 1.000 animales, -Si hubiera que comenzar de cero hoy sería muy difícil sacar esto adelante- comenta Agustín, ya jubilado y quien comenzó en la industria bovina en el año 1975, hace casi cincuenta años. Agustín, buen hombre donde los haya, siempre risueño y feliz, no tengo en mi mente otra expresión suya desde que tengo uso de razón, es de esas personas que ama a lo que se ha dedicado toda la vida, y aunque ya jubilado, no se resiste a visitar el legado que le ha dejado a su hijo, Raúl, a quien todavía hoy, después de años dedicado a la explotación, todavía aconseja.
Conversamos, y aunque he de reconocer que en alguno de mis muchos entrenamientos y carreras por los caminos de mi localidad para preparar cada temporada, más de alguna vez me han asistido en su explotación a horas de mucho calor, nunca me había detenido a conocer lo que hacen y como lo hacen. Hablamos de como ha cambiado el sector y el volumen de cabezas que hay que criar para que una explotación sea viable y pueda mantener a una familia con muchas horas de dedicación y por supuesto muchos gastos, como ejemplo me cuentan padre e hijo que son cerca de 3 millones de kg de cereal los gastados anualmente para la alimentación de su ganado. O de los estamentos que giran entorno a una de estas explotaciones; veterinarios, camioneros, talleres, cooperativas de cereal, e incluso hoy día en el que todo esta tan burocratizado hasta los propios funcionarios.
Su actividad esta destinada principalmente al engorde de ganado bovino para el consumo dentro de la cadena alimentaria, un consumo que se ha visto mermado últimamente por las crisis, la pandemia y las nuevas corrientes animalistas que claudican contra la alimentación natural del ser humano queriendo imponer un nuevo orden mundial. -La crisis nos ha hecho mucho daño, llevamos dos años con pérdidas y trabajando de sol a sol para mantener nuestra forma de trabajo de toda la vida perdiendo dinero- resalta Raúl, quien cogió las rienda del negocio tras la jubilación de su padre, aunque lleva trabajando en ella desde los catorce años. -No he hecho otra cosa en mi vida, me gusta este trabajo- resal Raúl con una sincera sonrisa quien además considera personalmente que la vida en el pueblo es mucho mejor que en la ciudad, -es pisar Zaragoza y me duele todo el cuerpo- me cuenta entre risas.
Mientras seguimos la conversación Agustín no quita el ojo de uno de los cercados, hasta que creo que no puede más y le dice a Raúl que hay que echar un vistazo a uno de los terneros, porque quizás tenga algún problema. ¡Vaya tío Agustín, hasta de reojo sabe como están sus animales!.
Hablamos y hablamos, y surge lo de siempre, los problemas con la administración la corriente animalista, etc… pero ellos lejos de quejarse, aunque no lo entiendan y les perjudique tienen clara una cosa, les gusta su forma de vida, su trabajo y lo hacen de la mejor manera posible, adaptándose a las leyes, en mucho caso ilógicas y que no se adaptan a la realidad, pero que cumple y acoplan a la realidad. Una realidad que entre otras cosas hace que se valore la carne de ternera mucho más fuera de España que en nuestro propio país. -Nuestra producción va destinada casi íntegramente a a otros países como Marruecos, Senegal o Libia, a donde zarpan cada día numerosos barcos con toneladas de carne española- me cuenta el bueno de Raúl.
Hablan de la calidad de vida que tienen en el pueblo, en mi pueblo sin desmerecer la vida en la ciudad antes de despedirnos. Humildes, nobles y trabajadores, como la gente de los pueblos, así son estos dos primeros personajes de Vida Rural, así son mis amigos. Nos vemos en el próximo post, poniendo en valor todo lo que hay en los pueblos y a sus gentes. ¡Feliz día amig@s!