Por estas vicisitudes de la vida y del tejemaneje del día a día, hacía tiempo que no escribía un post dentro de este blog dedicado a la vida en el entorno rural. Dejamos atrás la comarca de Valdejalón para desplazarnos hasta el Bajo Aragón, icono de nuestra Semana Santa aragonesa, y donde como no puede ser de otra manera cuento con buenos amigos.
Tanto que en Hijar, se encuentra uno de ellos, bueno en realidad son muchos los que allí tengo, tantos que voy a obviar nombrar a todos para no olvidarme de ninguno. Si puedo decir, que en esta localidad del Bajo Aragón Histórico alguna que otra juerga me he corrido, si lee este post Marcos y Gonzalo recordarán aquel día.
Pero vaya… volvamos al grano, como os decía he estado por la zona haciendo varias gestiones en relación a varios de los proyectos empresariales, dentro y fuera del toro, que he emprendido en los últimos tiempos, tanto ha sido el ajetreo que se me ha echado la hora de comer, y he pensado, ¿Porqué no acercarme hasta el Arse a ver a mi amigo Paco?. ¡Dicho y hecho!.
Como cual Legionario allá me he presentado, eso sí, no ha habido manera de dar con D. Paco a la primera. Como no podía ser de otra manera estaba en la oficina al pie del cañón. Nada más se ha enterado ha salido a saludarme con su sonrisa habitual y su vitalidad inalcanzable. -¿Quien es Paco? ¿Qué es el Arse? ¿De que lo conozco?- Lo sé, te estas haciendo mil preguntas porque me pongo a hablar y sigo sin ir al turrón.
Paco Marcal, es el padre de un admirado amigo, a quien conocí gracias a mi profesión, el matador de toros Miguel Ángel Marchal. Paco, a sus setenta años y después de toda vida dedicado al sector hostelero como empresario en diferentes ciudades españolas, decidió apostar por el mundo rural, dejar la ciudad por el pueblo y coger las riendas del Arse, un restaurante de paso, a pie de la Nacional 232 en el propio término municipal de Hijar.
Nos sentamos o comer, y yo que soy de natural curioso, y Paco que tiene buen palique no paramos de conversar, de ponernos al día, de hablar de toros, de como eran los viejos tiempos, de la temporada que hay por delante, pero sobre todo, a mi personalmente me llena de intriga porqué decidió apostar por comenzar un proyecto en el entorno rural. –¡No ha sido fácil!- me dice Paco. -De octubre a marzo el negocio es complicado de gestionar, baja mucho la afluencia de clientes- prosigue Paco, mientras pienso, que quizás sea propio de las zonas menos pobladas de nuestra comunidad y de la menor afluencia de turistas.
A todo esto súmale una pandemia de por medio. Entra y sale gente al restaurante, y resulta que Paco que no es oriundo de Hijar, es más lleva cuatro ratos allí, parece ser uno mas, a algunos los conozco de otras localidades de la comarca, y todos saludan al Tío Paco. Por algo será. A este hombre le gusta su trabajo y sobre todo dar buen servicio a los demás. Quizás este sea su sello de identidad.
A pesar de todo ello es optimista con el negocio y esta encantado de tratar con las gentes del entorno rural. -¡Gente noble y honrada!- dice Paco.
Seguimos cruzando conversaciones, y me dice que tiene en mente mas negocios por la comarca. ¡¿Este hombre no sabe parar?!, me pregunto. Pues parece que no. Mientras me tomo el café nos da tiempo a hablar de la feria de San Jorge y de lo que atisba la feria del Pilar, de como toman auge pos pandémico los festejos taurinos populares en centenares de localidades aragonesas, esos espectáculos que ayudan a vertebrar y generar riqueza, social, cultural, laboral y económica desde los núcleos rurales más grandes hasta las localidades más pequeñas.
Lo cierto, que la comida y la charrada me han sabido a poco, pero la actualidad manda y he de poner rumbo a Zaragoza para dedicar la tarde a seguir preparando la temporada que esta por delante y la corrida del 11 de junio en San Agustín de Guadalix. Antes de despedirme, como no podría ser de otra manera recomendaros que si paráis en Hijar, no dejéis de visitar a D. Paco. ¡¡¡Ahhh!!! Lo de siempre, y ya que estamos tira de dedo y sígueme en instagram @imanolsanchez.
Por Imanol Sánchez