Tanto se ha politizado la tauromaquia en los últimos tiempos que parece haberse instaurado el falso dogma sobre la inclinación política de quienes gustamos o vivimos ella.
Sigo apostando y defendiendo que ser taurino, o no, no es cuestión de tener una ideología política u otra, aunque si es cierto que su politizacion y las políticas adoptadas contra ella infundadas por el animalismo mas enfermizo y sufragado desde Holanda y Estados Unidos (negocio económico para sus partidos y asociaciones), han calado en su mayoría en partidos de izquierdas, haciéndonos tener cada vez menos abanico en la elección de voto, y sobre todo que partidos que han mostrado respeto incluso guiño por la tauromaquia la dejen de lado, defraudando en muchos casos a gran números de sus votantes, incluso cargos locales o autonómicos a los que han dejado huérfanos.
Ser taurino simplemente es cuestión de que te guste o no el mundo del toro, de haber tenido antecedentes taurinos o no, que te hayan explicado todo lo que hay mas allá de la muerte del toro, o de no tener ninguna conexión con el mundo taurino y haberte preocupado de saber más de él, hasta el punto de gustarte y acabar siendo profesional como es mi caso.
Hay muchos ejemplos a lo largo de la historia que demuestran y neutralizan las falacias sobre el posicionamiento político de la tauromaquia, se puede ser taurino y de derechas, no gustarte la tauromaquia y ser de derechas, ser de izquierdas y defender la tauromaquia, o ser de izquierdas y no estar a favor de ella.
Lluis Companys; republicano e independentista catalán fue un gran aficionado a los toros, tanto que se ha quedado inmortalizada para la historia una fotografía presidiendo una corrida de toros en la Real Maestranza de Sevilla.
También el Che Guevara, revolucionario izquierdista mostró su fascinación por el mundo del toro, y se le pudo ver varias veces presenciando corridas de toros. El socialista Enrique Tierno Galvan, con ayuda del Partido Comunista, puso en funcionamiento la Escuela Taurina de Madrid, tan atacada estos últimos años. También el Partido Comunisca se sustentaba económicamente en parte, gracias a los festivales taurinos que organizaba.
En mi tierra Aragón, José Antonio Labordeta líder de Chunta Aragonesista defendía la tauromaquia y acudía de manera asidua a los toros.
Remontándonos a la actualidad siguen sumándose los ejemplos; un grupo socialista, incluso con cargos públicos, se posiciona y defiende la tauromaquia desde su condición libre de ciudadanos, pero queriendo demostrar que se puede ser de izquierdas y mostrar admiración por la cultura taurina.
Siguiendo la estela de este partido en mi pueblo Pedrola, gobernado por el mismo, su alcaldesa y su concejal de festejos se han mostrado sin tapujos aficionados taurinos, y defensores y promotores de los mismos. En mi provincia, Zaragoza, la mayoría de las localidades taurinas están gobernadas por el Partido Socialista, concretamente más del 51% seguidas por un un 20% del Partido Popular.
Por otro lado, Ciudadanos, cada vez más posicionado a la derecha, ha mostrado su desapego hacia la tauromaquia, mucho tiempo ha pasado desde que su líder saliera a hombros en la monumental de Barcelona junto a Serafín Marín, para estar en contra de algunas tauromaquias populares como el toro embolado.
En Cardona (Cataluña) un pueblo gobernado por el facto independentista, este año pude ver como este histórico pueblo catalán es uno de los últimos bastiones en los que sobrevive el toreo. Toree en el, y aunque colgara de sus fachadas una bandera independentista gigante con la que en absoluto estoy de acuerdo, puedo asegurar que las diferencias políticas incluso de ver y concebir España de los allí asistentes, estábamos unidos por la tauromaquia.
En muchas ocasiones las políticas locales, como puedo comprobar en el día a día profesional, dejan a un lado cualquier ideología, apostando por el bien de sus vecinos, por sus gustos culturales y tradicionales como es la tauromaquia, y no metiéndose con ella. Que pena que estas políticas en muchos casos no sean correlativas a nivel nacional…
En el año 2015, en un intento de acercamiento a todos los partidos aragoneses para mostrar los valores de la tauromaquia recibí un rotundo NO de Izquierda Unida Aragón, al mostrar su rechazo a la tauromaquia, la cual no apoyan, según manifestaron a la carta de audiencia emitida, en Andorra (Teruel) cinco componentes de este mismo partido, votaron con apoyo de PAR y PP a favor de seguir celebrando novilladas en esta localidad, demostrando que el gusto de cada cual esta por encima de las líneas que traza cada partido.
Con esta suma de ejemplos, los que se podrían sumar otros tantos, creo que queda mas que patente que ser taurino o no, es simplemente cuestión de gustos y no de ideologías políticas, y que debe ser la sociedad quien muestre su admiración o rechazo a la misma sin la presión de partidos, para su defensa o prohibición.
Ojala tod@s tomen conciencia de ello, y no sea la tauromaquia un bien preciado de la historia de España, de su cultura, su sociedad y su economía un elemento más para partir a todos los habitantes de un gran país ejemplo de muchas cosas.
Mientras tanto, habrá que seguir mostrando los valores de la tauromaquia, nuestra pasión, para contrarrestar que el negocio animalista calé en la vida política y permita que los partidos poco a poco tengan que defenderla o atacarla.
Por Imanol Sánchez.