FOTO: Imanol Sánchez da la vuelta al ruedo con su sobrino el pasado 8 de octubre en Zaragoza
Una de las numerosas falacias que el lobby antitaurino propaga con mayor frecuencias es afirmar, reafirmar y repetir hasta la saciedad que las presencia de niños en corridas de toros es perjudicial para su desarrollo psicológico.
¿Pero que afirma realmente la comunidad científica entre tauromaquia e infancia?. La revista médica mas prestigiosa de Europa, The Lancet ha avalado la inexistencia de repercusiones psicológicas de las corridas de toros en los niños. En un artículo titulado «Children unaffected by attending bullfights».
The Lancet corroboró que «no hay razones empíricas suficientes para sustentar científicamente la prohibición de entrada de los menores de 14 años en plazas de toros». Dicho artículo precisaba que «es difícil la identificación del niño con la violencia cuando lo que ve es la lucha y muerte de un animal en un ambiente festivo, de forma esporádica, con unas reglas del juego aceptadas y con una aceptación social del entorno».
Estas conclusiones se extrajeron de varios estudios independientes realizados por grupos de investigación multidisciplinares formados por psiquiatras, psicólogos y sociólogos de cuatro universidades distintas. Los informes científicos fueron supervisados y valorados favorablemente por el catedrático de de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa Odriazola. Tras destacar la rigurosidad metodológica de los cuatro estudios, el profesor Echeburúa, autor de 32 libros y mas de 400 artículos científicos, concluyó que «no se puede considerar peligrosa la contemplación de espectáculos taurinos por menores de 14 años, cuando se trata de niños psicológicamente sanos y que acuden a estos espectáculos de forma esporádica, voluntariamente acompañados de adultos que tienen actitudes positivas ante las corridas de toros».
The Lancet es, obviamente, ajena a cualquier interés taurino y solo publica resultados obtenidos de investigaciones acreditadas por su exigente consejo editorial. Así pues, esto constituye una sólida reivindicación de la asistencia de menores a las plazas de toros y de su formación en escuelas taurinas.