Las redes sociales pueden ser elementos dañinos y perjudiciales si su fin no es para un uso positivo, pero también pueden darte la oportunidad de conocer gente magnífica y acercarte a un target de seguidores o comunidades con la que compartir gustos y/o aficiones.
Ejemplo de ello es el día que viví junto a mis padres el pasado 29 de marzo en el histórico Palacio de Buenavista, actual Cuartel General del Ejercito, donde gracias al Capitan de Castro, uno de los oficiales del Regimiento Inmemorial del Rey nº1, la unidad militar permanente más antigua del mundo, pues data de 1248, creada por el Rey Fernando III de Castilla en la toma de Sevilla, pude nutrirme de la historia, no solo de nuestro ejército sino de nuestro país, ese que tantas veces nosotros mismos intentamos destruir cuando otros desde fuera admiran y valoran.
Me vienen a la mente, un grupo de americanas allí presentes, que elogiaban la cultura de España y sus valores. Haciéndolo también hacia la tauromaquia cuando el Capitan de Castro y un Suboficial Mayor, abonado de Las Ventas, les hicieron participes que en la sala donde se brindo con el General y resto de mandos por el REY S.M. Felipe VI, había presente un torero, quien suscribe.
Además de visitar el Palacio de Buenavista, testigo vivo de la historiade España; pues en el pasó sus últimas horas el General Prim, en el despachó por última vez Alfonso XIII, también lo hizo Miguel Primo de Rivera o Manuel Azaña, que alberga tapices y cuadros obra de grandes genios de la pintura, como los realizados por un paisano, D. Francisco de Goya, pude presenciar el cambio de guardia, donde los militares iban ataviados con indumentaria de la época de Carlos III.
No obstante más allá del trato, encomiable por cierto, de la historia y del gran día vivido en pleno centro de Madrid, me quedo con algo fundamental y cada vez más desarraigado en la sociedad global, como son los valores y el respeto.
Quizás porque lo allí vivido me recuerda al respeto jerárquico y meritorio de mi profesión, un respeto y educación hacia quien ostenta más méritos, más años de profesión y más galones, pero no por servilismo, si no por respeto, y no por respetar a quien esta por encima sino por ganarse con el respeto, el respeto de los demás.
O quizás también por lo que mi padre, Miguel Ángel, me ha transmitido a través de su profesión, Subinspector del Cuerpo Nacional de Policía, siempre al servicio de los españoles, de España y de la libertad, que el respeto, la educación y la libertad, que no el libertinaje son bases fundamentales para andar por la vida.
El saber cada cual el puesto a ocupar, y no sentirse de menos o de más fue algo que me hizo salir encantado de otra experiencia vivida gracias a la posibilidad que hoy día nos ofrecen las redes sociales de hacer networking y conocer gente con quien compartir gustos, pasiones o profesiones, como fue la del Capitán De Castro.
Por Imanol Sánchez