Ahora mismo, tras más de un mes de confinamiento en España se viven dos realidades paralelas, los que mueren directamente por coronavirus, algo a combatir de manera primaria, y que recalco ya que todos somos sabedores que es lo primero a abordar, y los que morirán, o perderán su forma de vida indirectamente por él.
Y es que hay una realidad, y la realidad es que las medidas económicas para que siga manteniendo el orden establecido, y para que la población pueda vivir dentro del Estado de Alarma con unas garantías mínimas comenzarán a esfumarse en pocos días, como dirían las gentes de campo, en que el mes de abril de de mano.
Y así será, cientos de familias no dispondrán de recursos económicos ni si quiera para poder llenar la nevera, mucho menos podrá hacerlo para pagar las hipotecas o alquileres de sus casas, para pagar el crédito del coche, o para pagar los impuestos de la administración.
Una realidad es, que las medidas planteadas a medio plazo no van a servir para mucho en la situación inminente que acechan a muchas familias, y sí es obvio que los esfuerzos hay que focalizarlos en erradicar el virus, en evitar que muera más gente, pero no es menos cierto que todo ello también debe ir en paralelo con quienes no van a disponer de recursos para poder ni si quiera tener un plato de comida y a quienes no les dan la oportunidad de trabajar.
Entre tanto se habla de una Renta Vital Mínima, una cuantía económica otorgada por el Gobierno, que realmente, si no va acompañada de la congelación de todos los gastos que las familias y empresas tienen con bancos y administraciones no servirá de mucho.
Pero aun con toda esta vorágine hay a quienes en mayor o menor medida se les intenta ayudar, y otros tantos a quienes de momento, quiero pensar que por prioridad de situaciones, y no por un fin de darnos la puntilla, se nos ha obviado de incluirnos en las ayudas económicas extraordinarias. El sector taurino y los miles de trabajadores y empresas que vivimos directa o indirectamente de ello somos los discriminados y repudiados hasta el momento.
Me entristece ver como amigos que viven directamente de sus ganaderías de lidia anteponen el dinero ahorrado para no dejar morir de hambre a sus animales, antes que a las necesidades vitales de ellos o sus familias, es muy hiriente ver como otros tantos tienen que llevar ganaderías enteras al matadero por no poder mantenerlas, pero es muy hiriente saber que además, dado nuestro carácter de espectáculo público de masas es casi seguro que hasta 2021 no podamos ejercer nuestro trabajo para poder ganarnos la vida. Un futuro inminente muy oscuro ante el cual, nuestro Gobierno, de momento, nos está dejando ahogarnos.
El sector taurino, al igual que sucede con el de artistas, es una industria que se realiza en mayor medida en tan solo seis meses, periodo en el cual debemos monetizar nuestro trabajo para generar unos ingresos que nos permitan vivir el resto del año.
El 90% de los profesionales taurinos (matadores, banderilleros, picadores, mozos de espadas, empresas, directores de lidia, gestorías, etc…) no hemos trabajado desde octubre del pasado año, y nuestros recursos económicos se van agotando, ante la tentativa y la realidad que suscita la crisis, no es que no podamos ejercer nuestra profesión ante la paralización de la economía, es que de no rectificar este Gobierno (que trato como tal, y con por su color o partido), se nos está discriminando a los miles de personas que hemos pagado nuestros impuestos, que hemos contribuido desde el inicio de nuestra actividad profesional como trabajadores con la Seguridad Social y Hacienda, en definitiva, quienes también contribuimos con lo que hemos aportado al estado, a generar el estado de bienestar.
La aportación en concepto de IVA del sector taurino a las arcas estatales supera la cifra de más de 180 millones de euros, de los cuales el estado solo aporta a la tauromaquia 65.000 euros.
Es muy triste vernos en esta situación, pero más triste es ver con la calidad humana que muchos Ayuntamientos del mismo signo que el actual Gobierno de España, nos llaman apenados, compungidos y con visos de poder ayudarnos en otro periodo, y el Gobierno central hasta la fecha, vuelvo a reiterar ojala sea por la programación en las prioridades, y no por aprovechar la situación para decapitar al sector, nos deja agonizar entre la incertidumbre y la realidad de nuestra situación, cuando dentro del mismo sector cultural a otros estamentos como la música, el teatro, el cine, etc. ya se les ha contactado.
Por Imanol Sánchez