La plaza de toros de Acho, ubicada en Lima, Perú, es la plaza de toros más antigua de América, la más importante del país andino, el cual es el único que aumenta el número de construcciones de plazas de toros, gracias al «efecto Roca Rey» una de las máximas figuras del toreo, torero oriundo del propio país. Fue fundada el 30 de enero de 1766, durante el gobierno colonial del virrey Manuel de Amat y Juniet.
Varios analistas concluyen que la primera corrida de toros celebrada en Lima oscila entre dos fechas cercanas, según Ricardo Palma, en la celebración de la derrota de los Almagristas, ejercito de Diego de Almagro y Pizarristas, ejercito de Francisco Pizarro, la primera corrida de toros celebrada en Lima se celerbó en 1538. Por otra parte, según escritos históricos del clero, el 29 de marzo de 1540, se celebraría la primera corrida de toros por la consagración de los santos óleos.
Entre 1659 y 1660 se celebrarón en Perú, diez “Corridas Reales” de toros por el nacimiento del príncipe Felipe, hijo de Felipe IV. El 15 de noviembre de 1667, se celebra una corrida en el Callao, con ocasión de la llegada del Virrey Conde de Lemos al primer puerto peruano. El 24 de julio de 1668, se realizó otra corrida en la ciudad de Lima, celebrando el nacimiento de un hijo de dicho Virrey. El 27 de julio de 1622 se desarrolló una corrida en la Plaza Mayor de Lima, para agasajar el arrivo de un nuevo Virrey, don Diego Fernández de Córdoba, Marqués de Guadalcázar.
La Plaza Mayor de Lima, sirvió por muchos años de escenario de las corridas de toros, en la cual se escenificaban un promedio de 4 corridas anuales, según lo ordenado por el Virrey don Diego López de Zúñiga, Conde de Nieva. En esta plaza se celebraban las corridas por: Pascua de Reyes, San Juan, Apóstol Santiago y Nuestra Señora de la Ascensión; además, de lidias por la llegada de un nuevo virrey, o por la juramentación o conmemoración de monarcas, canonizaciones, etc.
Con toda esta afición taurina, a lo largo de dos siglos, el año de 1765, don Agustín Hipólito de Landaburu, tuvo la idea de construir una plaza de toros de acuerdo con la cantidad de adeptos que iba ganando la lidia. En 1756, se había construído una de madera, donde el 22 de febrero de 1762, el pueblo limeño había celebrado la llegada de otro virrey: Manuel de Amat y Juniet. Esta pequeña Plaza, estaba ubicada en los terrenos de HAACHO, palabra quechua que significa desde donde se ve el mar.
Sabiendo que al virrey le gustaban las corridas, pidió a su cuñado don Juan José Belzunce, para que por encargo de él, tratara de obtener una autorización de construcción; lo que le fue concedido. Luego, Hipólito de Landauro, ordenó dicha obra a Cristóbal de Bargas y la nueva plaza, fue inaugurada el 30 de enero de 1766, luego de una inversión de 107,609 pesos y 6 reales. El cartel de la corrida inaugural lo integraron los toreros Pisi, Gallipavo y Maestro de España, y el primer toro que se lidió en la nueva plaza, se llamó “Albañil Blanco”, perteneciente a la ganadería de la Hacienda Gómez de Cañete.