En ocasiones la legislación y los reglamentos no se adecuan a la realidad, y uno de ellos es la actual normativa del reglamento taurino de Aragón en el cual se impide la participación de cualquier menor de 16 años en festejos taurinos, ya sea este suelta de reses de menos un año de edad o de mil…
Entiendo que en su día se estableciera esta reglamentación como medida para evitar percances, pero en España, y concretamente en Aragón donde quien redacta estas líneas además de ser torero profesional, ejerce como director de lidia en multitud de festejos taurinos populares a lo largo de numeroso municipios, vive una realidad evidente, y es que son muchos, menores de 16 años, los que desean y quieren participar en estos festejos.
Es obvio que no estar de acuerdo con esta ley no me exime de cumplirla o hacer que se cumpla como profesional, y así lo hacemos, pero es ahí donde radica el problema o problemas; lo primero es que en determinados recintos aun a pesar de todas medidas humanas de seguridad (director de lidia, voluntarios y/o policía o guardia civil) no es 100% controlable que no se cuele un menor, y que esa responsabilidad en primera instancia recae sobre los profesionales que estamos al cargo, y/o voluntarios, una responsabilidad que debería asumir directamente el padre o tutor del mismo, pues nosotros estamos para evitar percances o en que caso de que estos sucedan minimizar sus consecuencias al máximo, no para estar más pendientes de estos menores que del lugar donde está la res.
Una vez dicho esto, sigue habiendo otra realidad contradictoria, y es que con 15 años y 365 días, un individuo no puede participar en ningún festejo, es decir, ni salir a un becerro de 50kg pero cinco días después este mismo chico puede ponerse delante de un toro de cinco años y de 500 kg de peso, algo completamente incoherente, pues pasa de no tener contacto alguno con una res brava a poder ponerse sin experiencia ante el más fiero o gordo.
Soy partidario de educar y no prohibir, y este es uno de esos casos. Sería más lógico que los menores de 16 años que salen a becerras o eralas, a los cuales con todo nuestro dolor (nosotros fuimos toreros incumpliendo las normativas en nuestros inicios) tenemos que echar del recinto, incluso a veces solicitando ayuda a los voluntarios, incluso en casos extremos paralizando el festejo, pues la masa de niños que quieren participar es enorme, fueran adaptándose a este tipo de animales de manera progresiva, como en cualquier otro deporte, y establecer una reglamentación por categorías, rebajando la edad de participación en función de la edad de los animales o kg, ejemplo de ello es el País Vasco, donde la reglamentación permite participar a menores de 16 años con becerras de un año.
Esta educación de adaptación progresiva serviría para que los niños participarán en festejos de casi ausencia de peligro, evitaría que se coloran en festejos con reses de mayor edad, y los adaptaría para cuando cumplieran los 16 años no correr un peligro ante un toro o vaca de considera edad, los utilizados para estos festejos.
Además en este tipo de festejos no hace falta vallado especial ni otros requerimientos burocráticos como para el resto de festejos.
Por Imanol Sánchez