Barnaby Conrad, fue viceconsul del los Estados Unidos en España desde 1944. Cuando llego a Sevilla quedo tan fascinado por la tauromaquia que apunto estuvo de acabar en el ruedo de La Maestranza en vez de en el edificio del consulado.
El mismo año de su llegada a España, conoció a Manolete y a Carlos Arruza, conociendo también y de primera mano la fiebre que estos dos torero produjeron en la España de 1945.
Tal fue su fervor por la tauromaquia que en la biografía de este polifacético estadounidense (artista, escritor, empresario, boxeador, etc..) se registra; que tras la muerte de Franklin D. Rooselvet, justo una semana antes del doble mano a mano Manolete-Arruza el 18 y 19 de abril del 45 en Sevilla, a punto estuvo de morir de angustia, pues el cónsul le denegó en primera instancia acudir a la Maestranda para presenciar tan esperado duelo. Su grado de inestabilidad e intranquilidad que ello produjo fue tan desproporcionado, que finalmente el cónsul decidió dejarle acudir a los tendidos maestrantes.
Pero, la fiebre de Conrad por los toros, extrapolo mas que su mera afición desde el tendido, fue biógrafo de Manolete, dejando una novela sobre el genio de Córdoba bajo el título Matador con un enorme éxito de ventas. Conrad dio el salto al ruedo de la mano del torero neoyorquino Sidney Franklin tomando la alternativa de manos del mismísimo Juan Belmote. Taurinamente bautizado como; El Niño de California actuó alrededor de 40 tardes con los grandes toreros de su época.